Entonces Zorobabel, hijo de Sealtiel, y Jesúa, hijo de Josadac, decidieron empezar a trabajar en la reconstrucción del Templo de Dios en Jerusalén. Los profetas de Dios los animaron y los ayudaron.
En el segundo año del reinado de Darío, en el primer día del sexto mes, el Señor envió un mensaje a través del profeta Ageo a Zorobabel, hijo de Sealtiel, gobernador de Judá, y al Sumo Sacerdote Josué, hijo de Josadac.