Todos los que formaban parte de la familia de Jacob que vinieron a Egipto (sus parientes de sangre, aparte de las esposas de los hijos de Jacob) sumaban un total de sesenta y seis.
Pero Jacob criticó a Simeón y a Leví, diciéndoles: “¡Me habéis causado muchos problemas! Me has hecho como un mal olor entre la gente de este país, entre los cananeos y los ferezeos. Sólo tengo unos pocos hombres, y si esta gente se reúne para atacarme, yo y toda mi familia seremos aniquilados”.
Entonces Dios dijo: “¡Yo soy el Dios Todopoderoso! Reproduce, aumenta, y te convertirás en una nación - de hecho un grupo de naciones - y los reyes estarán entre tus descendientes.
Cuando sus antepasados fueron a Egipto sólo había setenta en total, pero ahora Dios ha aumentado tanto su número que son tantos como estrellas hay en el cielo.