Jacob, su padre, los acusó: “Me han quitado a José, ¡se ha ido! ¡Simeón también se ha ido! ¡Ahora quieren llevarse a Benjamín! ¡Soy yo el que está sufriendo por todo esto!”
“¡Mi hijo no irá allí con ustedes!” declaró Jacob. “Su hermano está muerto, y es el único que me queda. Si le pasa algo malo en el viaje, la tristeza llevará a este viejo a la tumba”.
¿Se complacerá el Señor con miles de carneros, o con diez mil ríos de aceites? ¿Sacrificaré a mi primogénito por mi rebelión, y daré mi propia carne y mi sangre por los pecados que he cometido?