Israel amaba a José más que a cualquiera de sus otros hijos, porque José le había nacido cuando ya era viejo. E hizo una túnica de colores y de mangas largas para José.
El padre la reconoció de inmediato y dijo: “¡Esta es la túnica de mi hijo! Algún animal salvaje debe habérselo comido. El pobre José ha sido despedazado, ¡no hay duda de ello!”
Cuando la sacaron, envió un mensaje a su suegro, diciendo: “Estoy embarazada del hombre que posee estas cosas”. Luego añadió: “Por favor, miren con atención este sello, el cordón del sello, y este bastón. ¿A quién le pertenecen?”