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Referencias Cruzadas

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Génesis 35:18

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Pero ella se estaba muriendo, y con su último aliento le puso el nombre de Benoni. Pero su padre le puso el nombre de Benjamín.

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18 Referencias Cruzadas  

Cuando Raquel se dio cuenta de que no podía tener hijos con Jacob, sintió celos de su hermana. Entonces Raquel puso su queja con Jacob: “¡Moriré si no me das hijos!”

Cuando tuvo los peores dolores de parto, la comadrona le dijo: “No te rindas, tienes otro hijo”

Raquel murió y fue enterrada camino de Efrat (también conocida como Belén).

Los hijos de Raquel: Joséy Benjamín.

“¡Mi hijo no irá allí con ustedes!” declaró Jacob. “Su hermano está muerto, y es el único que me queda. Si le pasa algo malo en el viaje, la tristeza llevará a este viejo a la tumba”.

Pero Jacob no envió al hermano de José, Benjamín, con sus otros hermanos, porque dijo: “Tengo miedo de que le pase algo malo”.

Que Dios Todopoderoso haga que este hombre los trate bien para que cuando se presenten ante él libere a su otro hermano y envíe a Benjamín de regreso. En cuanto a mí, si voy a perder a todos mis hijos, que así sea”.

“Benjamín es un lobo feroz. Por la mañana destruye a sus enemigos, por la tarde divide el botín”.

Jabes fue más fiel a Dios que sus hermanos. Su madre le había puesto el nombre de Jabes, diciendo: “Lo di a luz con dolor”.

Porque no me abandonarás en la tumba, ni permitirás que tu santo experimente la descomposición de su cuerpo.

Protege al hombre que permanece a tu lado; fortalece al hijo que has escogido.

Tomarán un poco de sangre y la pondrán a los lados y en la parte superior de los marcos de las puertas de las casas en las que coman.

Gritan a sus madres: “Necesitamos comida y bebida!” desmayados en las calles de la ciudad como si estuvieran heridos, sus vidas se desvanecen en los brazos de sus madres.

Pero Dios le dijo: ‘¡Hombre necio! Esta misma noche vienen a quitarte la vida, ¿quién se quedará entonces con todo lo que has guardado?’

Luego Jesús exclamó a gran voz: “Padre, dejo mi espíritu en tus manos”. Y habiendo dicho esto, expiró su último aliento.

Y mientras lo seguían apedreando, Esteban oró: “Señor Jesús, recibe mi espíritu”.




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