Entonces os daremos nuestras hijas y tomaremos vuestras hijas, y viviremos entre vosotros y nos convertiremos en una familia.
Isaac llamó a Jacob y lo bendijo. “No te cases con una mujer cananea”, le ordenó.
Sólo lo aceptaremos con esta condición: todos ustedes deben ser circuncidados como nosotros.
Pero si no estáis de acuerdo con nosotros en que debéis circuncidaros, entonces tomaremos a nuestra hermana y nos iremos”.