Construyó un altar allí y lo llamó El-Elohe-Israel.
Así que Abrán se fue a vivir a Hebrón, y estableció su campamento entre los robles de Mamré, donde construyó un altar al Señor.
Abraham plantó un árbol de tamarisco en Beerseba y allí adoró al Señor, al Dios eterno.
“Tu nombre no será más Jacob”, dijo el hombre. “En su lugar te llamarás Israel, porque luchaste con Dios y con los hombres, y ganaste”.
Compró el terreno donde acampaba a los hijos de Hamor, el fundador de Siquem, por 100 monedas.
Dina, la hija de Jacob y Leah, fue a visitar a algunas de las mujeres locales.
Construyó un altar allí y llamó al lugar El-Bethel, porque allí se le había aparecido Dios cuando huía de su hermano Esaú.
Entonces Noé construyó un altar y sacrificó a algunos de los animales limpios, así como a algunas aves, a manera de ofrenda.
Entonces David alabó al Señor ante toda la asamblea: “¡Alabado seas, Señor, Dios de Israel, nuestro padre, por los siglos de los siglos!
“Dime esto: nuestros ancestros adoraron aquí en este monte, pero tú dices que en Jerusalén es donde debemos adorar”.