Yo soy el Dios de Betel, donde echaste el aceite de oliva sobre el pilar de piedra y me hiciste una promesa solemne. Ahora prepárate para salir de esta tierra, y devuélvete a la tierra de tus padres’”.
Entonces Jacob oró: “¡Dios de mi abuelo Abraham, Dios de mi padre Isaac! Señor, tú fuiste quien me dijo: ‘Vuelve a tu país y a la casa de tu familia, y te trataré bien’
Entonces Dios le dijo a Jacob: “Prepárate para ir a Betel y vivir allí. Construye allí un altar a Dios, que se te apareció cuando estabas huyendo de tu hermano Esaú”.