Cuando Jacob regresó de los campos esa noche, Lea fue a su encuentro. “Debes acostarte conmigo esta noche porque he pagado por ti con las mandrágoras de mi hijo”, ella le dijo. Así que Jacob durmió con ella aquella noche.
“Soyplenamente consciente de la miseria de mi pueblo en Egipto”, le dijo el Señor. “Los he escuchado gemir por culpa de sus capataces. Sé cuánto están sufriendo.