La práctica común era que cuando todos los rebaños llegaban, los pastores rodaban la piedra de la boca del pozo y le daban agua a las ovejas, y luego colocaban la piedra en su lugar nuevamente.
Les dijeron: “¡No podemos hacer esto! No podemos permitir que nuestra hermana se case con un hombre que no está circuncidado. Eso nos traería la desgracia.
José fue servido en una mesa para él solo, y sus hermanos fueron servidos en una mesa separada. A los egipcios también se les sirvió en otra mesa, porque los egipcios no podrían comer con los hebreos, porque les resultaba repulsivo.