Pero al caer la noche, Labán trajo donde Jacob a su hija Lea, y Jacob se acostó con ella.
Y le preguntó al siervo: “¿Quién es ese que viene en camino a nuestro encuentro?” “Él es mi señor, Isaac”, respondió. Entonces ella se puso el velo para cubrirse.
Y Labán organizó un banquete de bodas y invitó a todos para que vinieran al banquete.
(Labán se había encargado de que su sierva Zilpá fuera la criada personal de Lea).
“Él nos trata como extranjeras porque nos vendió a ti, y ahora ha gastado todo ese dinero.
No confíes en tu prójimo, ni te fíes de un amigo. Cuida los que dices, incluso al que duerme en tu regazo.