Entonces el rey dio un gran banquete a todos sus funcionarios y administradores: el banquete de Ester. También lo declaró festivo en todas las provincias y repartió generosos regalos.
Y el ángel me dijo: “Escribe esto: ¡Cuán felices son los que están invitados a la fiesta de bodas del Cordero!” Entonces me dijo: “Estas son las verdaderas palabras de Dios”.