Y entonces se mudó hacia la región montañosa, al oriente de Betel y armó su campamento allí. Betel estaba en el occidente Ay quedaba en el oriente. Abrán construyó allí un altar al Señor y lo adoró.
Yo soy el Dios de Betel, donde echaste el aceite de oliva sobre el pilar de piedra y me hiciste una promesa solemne. Ahora prepárate para salir de esta tierra, y devuélvete a la tierra de tus padres’”.
Entonces Dios le dijo a Jacob: “Prepárate para ir a Betel y vivir allí. Construye allí un altar a Dios, que se te apareció cuando estabas huyendo de tu hermano Esaú”.
Después Jacob puso un pilar de piedra en el lugar donde Dios había hablado con él. Derramó una ofrenda de bebida sobre ella, y también aceite de oliva.
Y Elías le dijo a Eliseo: “Por favor, quédate aquí, porque el Señor me ha enviado a Betel”. Pero Eliseo respondió: “Vive el Señor y vives tú, no te dejaré”. Así que se fueron a Betel.
“Aunque tú, Israel, te has vuelto una prostituta, espero que Judá, no cometa la misma ofensa, y entre a Guilgal, ni vaya a Bet-Aven, ni jure diciendo: ‘el Señor vive’.
Entonces todos los israelitas y todo su ejército fueron a Betel y se sentaron allí a llorar ante el Señor. Ese día ayunaron hasta la noche y dieron holocaustos y ofrendas de comunión al Señor.
“Saldrás de allí y seguirás hasta la encina de Tabor, donde te encontrarás con tres hombres que van a adorar a Dios en Betel. Uno llevará tres cabritos, otro llevará tres panes y otro llevará un odre de vino.