“¡Con toda razón su nombre es Jacob, el impostor!” dijo Esaú. “Me ha engañado dos veces. Primero se apropió de mi primogenitura, ¡y ahora se ha robado mi bendición! ¿No has guardado una bendición para mi?”
¡Escuchen! Mis siervos gritarán porque están muy contentos por dentro, pero tú gritarás con el más profundo dolor, aullando porque tu espíritu está roto.
Recuerden que incluso quiso recibir la bendición después que le fue negada. Y aunque lo intentó, y lloró amargamente, no pudo cambiar lo que había hecho.