“Ven aquí para que pueda tocarte, hijo mío”, le dijo Isaac a Jacob, “así sabré si eres en verdad Esaú”.
De pronto mi padre se dará cuenta cuando me toque. Entonces parecerá como que lo estoy engañando y en lugar de bendición, recibiré una maldición”.
Así que Jacob se acercó a su padre Isaac, quien al tocarlo dijo: “Es la voz de Jacob, pero son las manos de Esaú”.
¡Pero yo amo estar cerca de Dios! He elegido al Señor Dios como mi protector, y contaré todo lo que has hecho.
para que puedan decir gracias. El Señor declara: Paz, paz, a los que están lejos y a los que están cerca. Yo los sanaré.
Acérquense a Dios y él se acercará a ustedes. Laven sus manos, pecadores. Purifiquen sus corazones, ustedes que tienen lealtades divididas.