así que Sarai le dijo a Abrán: “Por favor, escúchame. El Señor no me permite tener hijos. Así que por favor ve y acuéstate con mi esclava. Así quizás podré tener una familia por medio de ella”. Abrán aceptó la sugerencia de Sarai.
Recibieron ayuda en la lucha contra estos enemigos porque invocaron a Dios durante las batallas. Así pudieron derrotar a los agarenos y a todos los que estaban con ellos. Dios respondió a sus oraciones porque confiaron en él.
Oró y oró, y el Señor escuchó sus súplicas, por lo que el Señor hizo regresar a Manasés a Jerusalén y a su reino. Entonces Manasés se convenció de que el Señor es Dios.
Esto es lo que dice el Señor, el Santo de Israel, tu Creador: Puedes preguntarme sobre las cosas que vendrán. Pero, ¿vas a sermonearme sobre mis hijos y lo que hago?
Entonces, cuando llames, el Señor responderá; cuando clames por ayuda, el Señor dirá: “Aquí estoy”. Si se deshacen de la opresión entre ustedes, si dejan de señalar con el dedo y de calumniar a los demás,
Allí hizo un voto, pidiendo: “Señor Todopoderoso, si tan sólo te fijas en el sufrimiento de tu sierva y te acuerdas de mí, y no me olvidas, sino que me das un hijo, lo dedicaré al Señor durante toda su vida, y ninguna navaja de afeitar tocará su cabeza”.