Entonces el siervo y sus hombres comieron y bebieron, y pasaron la noche allí. Cuando se levantaron por la mañana, dijo “Es mejor que me vaya ahora a cada de mi señor Abraham”.
Pidieron una bendición sobre ella diciendo: “Nuestra querida hermana, que seas la madre de miles de descendientes, y que tus hijos conquisten a sus enemigos”.
¿Acaso son mis hijos? ¿Los di a luz para que me dijeras: ‘Sujétalos en tu pecho como una nodriza que lleva un bebé’ y luego tener que llevarlos a la tierra que les prometiste a sus antepasados?