Entonces llamaron a Rebeca y le preguntaron: “¿Quieres irte ahora mismo con este hombre?” “Sí, me iré”, respondió ella.
“Llamemos a Rebeca y preguntémosle lo que ella desea hacer”, sugirieron ellos.
Entonces dejaron que Rebeca, la hermana de Labán se fuera con el siervo de Abraham, junto a la criada que la había cuidado desde pequeña.
“Aquí estoy, lista para ser la sierva del Señor”, dijo María. “Que suceda conmigo tal como dijiste”. Entonces el ángel se fue.