“Entonces me arrodilé y me incliné para adorar al Señor. Le agradecí al Señor, al Dios de mi señor Abraham, porque me condujo directamente hasta la sobrina de mi señor Abraham para su hijo.
En el canal de Ahava convoqué un ayuno para confesar nuestros pecados ante Dios y pedirle un viaje seguro para nosotros y nuestros hijos, junto con todas nuestras posesiones.
Esto es lo que dice el Señor, tu Redentor, el Santo de Israel, yo soy el Señor, tu Dios. Yo soy el que te enseña lo que es bueno para ti, el que te guía por el camino que debes seguir.