Lot miró todo el valle del Jordán, en dirección a Zoar, y vio que estaba bien abastecido de agua, y que lucía como el jardín de Edén, como la tierra de Egipto. (Esto era antes de que el Señor destruyera a Sodoma y Gomorra).
Tan pronto se encontraron fuera de la ciudad, uno de los hombres dijo: “¡Corran y salven sus vidas! ¡No miren hacia atrás, y no se detengan en ninguna parte para ir por el valle! ¡Corran hacia las montañas, o serán destruidos!”
“Si bien te parece, ya que has sido tan misericordioso en salvar mi vida, no me hagas correr hacia las montañas, pues no podré lograrlo. ¡La destrucción me alcanzará y moriré!
Pero tú hierves como el agua, así que ya no estarás más por encima de nadie, porque fuiste y te acostaste con mi concubina; violaste mi lecho matrimonial.
Lloro por Moab. Los refugiados moabitas corren hasta Zoar y hasta Eglat-selisiya. Llorando suben a la colina de Luhith; llorando por su destrucción recorren el camino hacia Horonaim.
Los gritos de auxilio llegan desde Hesbón hasta Elealeh y hasta Yahaza. Gritan desde Zoar hasta Horonaim y Eglat-Selisiyá, pues hasta el agua del arroyo Nimrín se ha secado.