Y siguió diciéndole: “Escucha, ahora estás embarazada y tendrás un hijo. Le pondrás por nombre Ismael, porque el Señor ha escuchado cuánto has sufrido.
Ahora bien, en lo que a Ismael se refiere, escuché lo que dijiste y también lo bendeciré. Me aseguraré de que tenga muchos descendientes. Será el padre de doce príncipes, y yo lo convertiré en una gran nación.
Sus hijos Isaac e Ismael lo sepultaron en la cueva de Macpela, cerca de Mamré, en el campo que antes había pertenecido a Efrón, hijo de Zojar, el hitita.
En vez de eso, ¿por qué no lo vendemos a estos ismaelitas? No tenemos que matarlo. Después de todo, es nuestro hermano, nuestra propia carne y sangre”. Sus hermanos estuvieron de acuerdo.