Entonces el Señor se le apareció a Abrán y le dijo: “Esta tierra te la daré a ti y a tus descendientes”.Así que Abrán construyó un altar al Señor allí porque allí se le apareció el Señor.
Y entonces se mudó hacia la región montañosa, al oriente de Betel y armó su campamento allí. Betel estaba en el occidente Ay quedaba en el oriente. Abrán construyó allí un altar al Señor y lo adoró.
Así fue como el Señor hizo un acuerdo con Abrán ese día, prometiéndole: “Yo le daré esta tierra a tus descendientes. Se extiende desde el Wadi de Egypto hasta el gran Río Éufrates,
Cuando llegaron al lugar que Dios les había mostrado, Abraham construyó un altar y puso sobre él la leña. Entonces amarró a su hijo Isaac y lo puso sobe el altar sobre la madera.
“El Señor, el Dios del cielo, me tomó del seno de mi familia y de mi propio país. Habló conmigo y me juró, haciendo un voto con la promesa: ‘Yo le daré esta tierra a tus descendientes’. Él es quien enviará a su ángel delante de ti para que puedas encontrar a una esposa para mi hijo.
Quédate aquí en este país. Yo estaré contigo y te bendeciré, porque voy a darte a ti y a tus descendientes todas estas tierras. Yo guardaré la promesa solemne que yo le juré a tu padre Abraham.
Entonces vio al Señor que estaba en pie sobre él, y que dijo: “Yo soy el Señor, el Dios de tu padre Abraham, y el Dios de Isaac. Yo te doy a ti y a tus descendientes la tierra en la que estás acostado ahora.
Que Dios te concede a ti y a tus descendientes la misma bendición que le dio a Abraham, para que poseas la tierra en la que eres extranjero, la tierra que Dios le dio a Abraham”.
“Voy a morir pronto”, les dijo José a sus hermanos, “pero Dios estará con ustedes, y los llevará fuera de este país a la tierra que juró dar a Abraham, Isaac y Jacob”.
David construyó allí un altar al Señor y presentó holocaustos y ofrendas de paz. El Señor respondió a su oración por el país, y la plaga de Israel se detuvo.
Dios nuestro, ¿no expulsaste delante de tu pueblo Israel a los que vivían en esta tierra? ¿No diste esta tierra a los descendientes de tu amigo Abrahán para siempre?
Entonces Jesúa, hijo de Josadac, y los sacerdotes que estaban con él, junto con Zorobabel, hijo de Salatiel, y sus parientes, empezaron a construir el altar del Dios de Israel para sacrificar en él holocaustos, según las instrucciones de la Ley de Moisés, el hombre de Dios.
Moisés escribió todo lo que el Señor había dicho. Se levantó temprano a la mañana siguiente y construyó un altar al pie de la montaña, y levantó doce pilares para cada una de las doce tribus de Israel.
Recuerda que juraste una promesa a tus siervos Abraham, Isaac y Jacob, diciéndoles: ‘Haré que tu descendencia sea tan numerosa como las estrellas del cielo, y te daré toda la tierra que les prometí, y la poseerán para siempre’”.
Entonces el Señor le dijo a Moisés: “Deja este lugar, tú y el pueblo que sacaste de Egipto, y ve a la tierra que prometí con juramento dar a Abraham, Isaac y Jacob, diciéndoles: ‘Daré esta tierra a tu descendencia’.
En ese momento el pueblo de Judá se unirá al pueblo de Israel, y volverán de la tierra del norte al país que les di a sus antepasados para que lo poseyeran.
‘Ni uno solo de los que salvé de Egipto, que tenga veinte años o más, verá jamás la tierra que prometí con el juramento de dar a Abraham, Isaac y Jacob, porque no estaban completamente comprometidos conmigo,
Dios no le dio a Abrahán una herencia aquí, ni siquiera un metro cuadrado. Pero Dios le prometió a Abrahán que le daría a él y a sus descendientes la posesión de la tierra, aunque no tenía hijos.
de modo que no son los hijos reales de Abrahán los que se cuentan como hijos de Dios, sino que son considerados como sus verdaderos descendientes solo los hijos de la promesa.
“Miren que yo les doy esta tierra. Vayan y tomen posesión de la tierra que el Señor prometió que daría a sus padres Abraham, Isaac y Jacob, y a sus descendientes que les seguirían”.
para que amen al Señor su Dios, le obedezcan y se aferren a él. Porque él es su vida, y les dará largas vidas en el país que el Señor prometió darles a sus antepasados, a Abraham, Isaac y Jacob.
El Señor le dijo: “Este es el país que prometí solemnemente a Abraham, Isaac y Jacob cuando dije: ‘Se lo daré a tu descendencia’. Te he permitido verlo por ti mismo, pero no vas a entrar en él”.
El Señor tu Dios te llevará al país que prometió darte a ti y a tus antepasados, Abraham, Isaac y Jacob. Es un país con grandes y prósperas ciudades que no construiste,
No es porque tú seas un pueblo bueno con muy moral que irás a apoderarte de su tierra. Sino que es por la maldad de ellos que el Señor tu Dios está echando a estas naciones delante de ti, para cumplir la promesa que les hizo a tus padres Abraham, Isaac y Jacob.
Y todos ellos murieron creyendo aún en Dios. Aunque no recibieron las cosas que Dios prometió, todavía las esperaban, como desde la distancia y lo aceptaron gustosos, sabiendo que eran extranjeros en esta tierra, pasajeros solamente.
Cuando se acercaron a la región del Jordán, todavía en la tierra de Canaán, las tribus de Rubén y Gad, y la media tribu de Manasés construyeron un altar grande e impresionante junto al río Jordán.