“El Señor, el Dios del cielo, me tomó del seno de mi familia y de mi propio país. Habló conmigo y me juró, haciendo un voto con la promesa: ‘Yo le daré esta tierra a tus descendientes’. Él es quien enviará a su ángel delante de ti para que puedas encontrar a una esposa para mi hijo.
¿Acaso los salvaron los dioses de las naciones que mis antepasados destruyeron: los dioses de Gozán, Harán, Rezef y el pueblo de Edén que vivía en Telasar?
“Hijo de hombre, la gente que vive entre las ruinas de Israel dice: ‘Abraham era un solo hombre, pero el país le fue dado en propiedad. Nosotros somos muchos, así que el país debería pertenecernos’.
Luego escuché otra voz que venía desde el cielo, y clamaba: “Mi pueblo, salgan de en medio de ella, para que no participen de sus caminos pecaminosos, y para que no participen de sus plagas.