Estoy seguro en el Señor que ustedes no cambiarán su manera de pensar, y que el que los está confundiendo afrontará las consecuencias, quienquiera que sea.
Hemos oído que algunos de nuestro grupo los han confundido con sus enseñanzas, causándoles problemas. Sin duda alguna nosotros no les dijimos que hicieran esto.
Les ruego para que la próxima vez que esté con ustedes, no tenga que ser tan duro como pienso que tendré que ser, confrontando abiertamente a los que piensan que nosotros nos comportamos de forma mundana.
Por eso les escribo sobre esto ahora que no estoy con ustedes, para que cuando sí esté allá, no tenga necesidad de tratarlos con dureza e imponiendo mi autoridad. El Señor me dio autoridad para edificar, no para destruir.
Por eso escribí lo que escribí, para no estar triste por los que deberían causarme alegría. Estaba muy seguro de que todos ustedes participarían de mi felicidad.
También enviamos con ellos a otro hermano que ha demostrado en muchas ocasiones ser un hombre de confianza, y que está dispuesto a ayudar. Ahora tiene aún más disposición de ayudar por la gran confianza que tiene en ustedes.
(Ese asunto solo surgió porque algunos falsos cristianos se habían infiltrado para espiar la libertad que tenemos en Cristo Jesús, tratando de convertirnos en esclavos.
Pero aquellos considerados como importantes, no añadieron cosa alguna a lo que dije. (No me importa qué clase de líderes eran, pero Dios no juzga a las personas del mismo modo que yo lo hago).
Estas personas anhelan tener el apoyo de ustedes, pero no es con buenas intenciones. Por el contrario, quieren alejarlos de nosotros a fin de que ustedes se entusiasmen para apoyarlos.
Los que de nosotros son maduros espiritualmente deben pensar de esta manera, y si ustedes piensan de manera diferente, entonces Dios les revelará esto.