Después de su sufrimiento, verá los resultados y quedará satisfecho. A través de su conocimiento, mi siervo que hace lo que es correcto, enderezará a muchos, y cargará con sus pecados.
Estoy preparándome para visitarlos por tercera vez y no seré carga para ustedes. ¡No quiero las cosas que tienen, los quiero a ustedes! Después de todo, los niños no deben cuidar de los padres, sino los padres de los hijos.
Quiero que sepan cuán arduo estoy trabajando por ustedes y por los que están en Laodicea—y de hecho, por todos aquellos que aún no me han conocido personalmente—
Epafras, que es uno de ustedes y siervo de Cristo Jesús, envía sus saludos. Él siempre ora con gran fervor por ustedes, para que se mantengan firmes a medida que crecen como cristianos, plenamente convencidos de todo, como Dios quiere.
Esta carta la envío a Timoteo. Tú eres mi hijo por causa de tu fe en Dios. Recibe gracia, misericordia y paz de Dios el Padre y de Cristo Jesús, nuestro Señor.
Esta carta va dirigida a Tito, mi verdadero hijo por medio de la fe en Dios que tenemos en común. Ten gracia y paz de Dios el Padre, y de Cristo Jesús, nuestro Salvador.
Jesús, mientras estuvo aquí, en forma humana, oró y clamó a Dios con grandes gemidos y lágrimas, al único que tenía el poder de salvarlo de la muerte. Y Jesús fue escuchado por su respeto hacia Dios.
Queridos hijos míos, les escribo esto para que no pequen. Pero si alguno peca, tenemos a alguien que nos defiende ante el Padre, a Jesucristo, que es verdaderamente justo.