Entonces le preguntó a Josafat: “¿Te unirás a mí en un ataque para reconquistar Ramot de Galaad?” Josafat respondió al rey de Israel: “Tú y yo somos como uno, mis hombres y tus hombres son como uno, y mis caballos y tus caballos son como uno”.
A ellos les han dicho que tú enseñas a los judíos que viven entre los extranjeros a que ignoren la ley de Moisés, diciéndoles que no circunciden a sus hijos y que no sigan nuestras costumbres.
Cuando comprendí que no tenían una posición firme en cuanto a la verdad de la buena noticia, le dije a Pedro delante de todos: “Si eres judío pero vives como los extranjeros y no como judío, ¿por qué obligas a los extranjeros a vivir como judíos?
Ojalá yo nunca me jacte de nada, excepto en la cruz de nuestro Señor Jesucristo. Por medio de esta cruz, el mundo ha sido crucificado para mí, y yo he sido crucificado en lo que tiene que ver con el mundo.