Y cuando los Fariseos vieron esto, le preguntaron a los discípulos de Jesús: “¿Por qué el Maestro de ustedes come con los recaudadores de impuestos y pecadores?”
Entonces, ¿son los judíos mejores que los demás? ¡Ciertamente no! Recordemos que ya hemos demostrado que tanto judíos como extranjeros estamos bajo el control del pecado.
De modo que la promesa está basada en la confianza en Dios. Es dada como un don, garantizada a todos los hijos de Abraham, y no solo a los que siguen la ley, sino también a todos los que creen como Abraham, el padre de todos nosotros.
Porque si, al intentar ser justificados en Cristo, nosotros mismos demostramos ser pecadores, ¿significa eso que Cristo está al servicio del pecado? ¡Por supuesto que no!
Todos una vez fuimos así, y nuestra conducta estaba determinada por los deseos de nuestra naturaleza humana pecaminosa y nuestros malos pensamientos. Como todos los demás, en nuestra naturaleza éramos hijos de la ira.
porque si hubiera forma alguna de depender de la naturaleza humana, yo mismo tendría esa fe. Si hay quienes creen que tienen confianza en lo humano, pues yo los supero:
Pues hubo un tiempo en que nosotros también fuimos necios y desobedientes. Éramos engañados y andábamos como esclavos de diversos deseos y placeres. Vivíamos vidas de maldad, llenas de celos. Estábamos llenos de odio los unos por los otros.