Siempre estoy orando por ustedes, tal como Dios mismo puede confirmarlo, el Dios al cual sirvo con todo mi corazón al compartir la buena noticia de su Hijo.
La manera como algunos viven los convierte en enemigos de la cruz de Cristo, tal como a menudo les he dicho a ustedes y se los repito aunque me causa tanto dolor que quiero llorar.
Así que permanezcan firmes en el Señor, mis queridos amigos, pues ustedes son muy importantes para mí, y me hacen muy feliz. ¡Ustedes son mi corona! ¡En verdad los amo y anhelo verlos!
Aunque no estoy allí, físicamente, con ustedes, los acompaño en espíritu. Estoy muy contento de ver la manera como ustedes están unidos y cuán firmes están en Cristo.