“Consigue trigo, cebada, frijoles, lentejas, mijo y espelta, y mézclalos en una vasija. Utilízalos para hacer pan para ti. Esto es lo que debes comer durante los 390 días que permanezcas acostado.
Entonces Jacob le dio a Esaú un poco de pan, y un guisado de lentejas. Esaú comió y bebió hasta que se sació y se fue. Al hacer esto, Esaú demostró cuán poco le importaban sus derechos como hijo primogénito.
¿Acaso, una vez que tiene todo listo, no siembra semillas como el eneldo y el comino, no planta trigo y cebada en hileras, con el grano de la escanda como cerco?
Luego continuó: “¡Hijo de hombre, mira! Voy a acabar con el suministro de alimentos de Jerusalén. Preocupados por la enfermedad, comerán pan racionado por peso. Desesperados por lo que está sucediendo, beberán agua medida en pequeñas cantidades.