Tuviste paciencia con ellos durante muchos años. Les advertiste con tu Espíritu por medio de tus profetas, pero no te escucharon, así que los entregaste a las demás naciones.
El Espíritu del Señor vino sobre mí y me dijo que dijera Esto es lo que dice el Señor: “¡Pueblo de Israel, eso es lo que estás diciendo! ¡Yo sé lo que están pensando por dentro!
Luego repite la siguiente parábola a este pueblo rebelde. Diles que esto es lo que dice el Señor Dios: “Coge una olla y ponla al fuego. Vierte un poco de agua.
Como dije, el Espíritu me levantó y me llevó. Mientras avanzaba, me sentía molesto y enojado; sin embargo, el poder del Señor había tomado pleno control de mí.
Samuel tomó el frasco de aceite de oliva y lo ungió en presencia de sus hermanos, y el Espíritu del Señor vino sobre David con poder desde aquel día. Luego Samuel se fue y regresó a Ramá.