Entonces el Señor se le apareció a Abrán y le dijo: “Esta tierra te la daré a ti y a tus descendientes”.Así que Abrán construyó un altar al Señor allí porque allí se le apareció el Señor.
Entonces el Señor le explicó a Abrán: “Puedes estar seguro de que tus descendientes serán extranjeros en otras naciones, donde sufrirán esclavitud y maltratados por 400 años.
Así fue como el Señor hizo un acuerdo con Abrán ese día, prometiéndole: “Yo le daré esta tierra a tus descendientes. Se extiende desde el Wadi de Egypto hasta el gran Río Éufrates,
“Yo soy un extranjero, un extraño que vive entre ustedes”, les dijo. “Por favor, permítanme comprar un lugar de sepultura para que pueda sepultar a mi difunta esposa”.
Quédate aquí en este país. Yo estaré contigo y te bendeciré, porque voy a darte a ti y a tus descendientes todas estas tierras. Yo guardaré la promesa solemne que yo le juré a tu padre Abraham.
Yo haré que tu descendencia sea tan numerosa como las estrellas del cielo, y les daré todas estas tierras. Todas las naciones de la tierra serán benditas por tus descendientes,
Entonces vio al Señor que estaba en pie sobre él, y que dijo: “Yo soy el Señor, el Dios de tu padre Abraham, y el Dios de Isaac. Yo te doy a ti y a tus descendientes la tierra en la que estás acostado ahora.
Que Dios te concede a ti y a tus descendientes la misma bendición que le dio a Abraham, para que poseas la tierra en la que eres extranjero, la tierra que Dios le dio a Abraham”.
“¿No es así mi familia con Dios? Porque él ha hecho un acuerdo eterno conmigo, detallado y con todas las partes garantizadas. Se asegurará de salvarme y de darme todo lo que quiero.
El Señor los llevará a la tierra de los cananeos, hititas, amorreos, heveos y jebuseos, la tierra que le prometió a sus antepasados, una tierra que fluye leche y miel. Así que deben observar esta ceremonia en este mes.
Ven aquí y presta atención, para que puedas vivir de verdad. Voy a hacer un acuerdo contigo que durará para siempre, basado en el amor confiable que le mostré a David.
Moisés le explicó a Hobab, el hijo del suegro de Moisés, Reuel, el madianita, “Nos vamos al lugar que el Señor prometió diciendo: ‘Te daré esta tierra’. Ven con nosotros y seremos buenos contigo, porque el Señor le ha prometido cosas buenas a Israel”.
Dios no le dio a Abrahán una herencia aquí, ni siquiera un metro cuadrado. Pero Dios le prometió a Abrahán que le daría a él y a sus descendientes la posesión de la tierra, aunque no tenía hijos.