Así que Dios los llevó por el camino más largo a través del desierto hacia el Mar Rojo. Cuando los israelitas dejaron la tierra de Egipto eran como un ejército listo para la batalla.
Cuando el pueblo se dio cuenta de cuánto tiempo tardaba Moisés en bajar de la montaña, fueron juntos a ver a Aarón. Le dijeron: “¡Levántate! Haznos unos dioses que nos guíen porque este hombre, Moisés, que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le ha pasado”.
Pero Moisés suplicó al Señor su Dios, diciendo: “¿Por qué estás enojado con el pueblo que sacaste de la tierra de Egipto con tremendo poder y gran fuerza?
Pero el Señor les habló a Moisés y a Aarón, y les dijo lo que debían hacer con respecto al pueblo de Israel y con Faraón, rey de Egipto, para sacar a los israelitas de Egipto.
“Después de que Jacob fue a Egipto, sus padres clamaron al Señor por ayuda, y él envió a Moisés y a Aarón para que ayudaran a sus antepasados a salir de Egipto y para establecerse aquí.