Moisés, Aarón y sus hijos la usaron para lavarse las manos y los pies.
Lavo mis manos para mostrar mi inocencia. Vengo a adorar a tu altar, Señor,
Puso la palangana entre el Tabernáculo de Reunión y el altar y puso agua para lavar.
Se lavaban cada vez que entraban en el Tabernáculo de Reunión o se acercaban al altar, como el Señor le había ordenado a Moisés.
Jesús respondió, “Cualquiera que ya se ha bañado, solo necesita lavar sus pies y entonces estará completamente limpio. Ustedes están limpios—pero no todos”.
Pero si vivimos en la luz, así como él está en la luz, entonces somos amigos unos con otros, y la sangre de Jesús, su Hijo, nos limpia de todo pecado.
Pero si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de todo lo malo que hay dentro de nosotros.