Durante siete días purificarás el altar y lo consagrarás. Entonces el altar se volverá completamente santo, y todo lo que toque el altar se volverá santo.
Cualquiera de los descendientes masculinos de Aarón puede comerlo. Es una asignación permanente de las ofrendas de comida al Señor para las generaciones futuras. Todo lo que los toque se convertirá en sagrado”.