“Cuando hagas un censo de los israelitas, cada hombre debe pagarle al Señor el rescate por su vida cuando sea contado. Así no sufrirán la plaga cuando sean contados.
Tomen este dinero pagado por los israelitas y úsenlo para los gastos de los servicios del Tabernáculo de Reunión. Servirá como recordatorio para que los israelitas hagan expiación por sus vidas en presencia del Señor”.
Esto representa un beka por persona, o medio siclo, (usando el estándar del siclo del santuario) de cada persona de veinte años o más que había sido censada, un total de 603.550 hombres.
La vida está en la sangre del cuerpo. Os la he dado para que, poniéndola en el altar, sus vidas puedan ser rectificadas, porque es la sangre que rectifica la vida de la gente.
Así que hemos traído al Señor una ofrenda de los objetos de oro que cada hombre recibió: brazaletes, pulseras, anillos, pendientes y collares, para que podamos estar bien ante el Señor”.
Amos, traten a sus siervos del mismo modo. No los amenacen, recuerden que el Señor en el cielo es tanto su amo como el de ustedes, y él trata a las personas con igualdad, sin favoritismo.