Abraham aceptó la oferta de Efrón y Abraham calculó el peso y le dio a Efrón las cuatrocientas piezas de plata que había dicho, usando el peso estándar que usaban los mercaderes, y delante de los hititas como testigos.
Puedes poner el precio de la novia tan alto como quieras, y yo lo pagaré junto con todos los regalos que daré. Sólo déjame tener a la chica para poder casarme con ella”.
No debe haber nadie que sacrifique a su hijo o hija en el fuego, que practique adivinación o adivinación de la fortuna, que utilice magia o hechicería,
el hombre debe pagar al padre de la mujer cincuenta siclos de plata, y debe casarse con ella porque la ha avergonzado. No se le permite divorciarse de ella mientras viva.
Saúl les dijo: “Díganle a David que la única dote que el rey quiere para la novia son cien prepucios de filisteos muertos, como forma de vengarse de sus enemigos”. El plan de Saúl era hacer que los filisteos mataran a David.
Para entonces Samuel había muerto, y todo Israel lo había llorado y enterrado en Ramá, su ciudad natal. Saúl se había deshecho de los médiums y espiritistas del país.