Cuando Abner regresó a Hebrón, Joab lo llevó aparte a la puerta de la ciudad, como si fuera a hablar con él en privado. Pero Joab lo apuñaló en el vientre, matándolo en venganza por haber matado a Asael, el hermano de Joab.
Joyadá ordenó a los comandantes del ejército: “Llévenla ante los hombres que están frente al Templo y maten a cualquiera que la siga”. Antes, el sacerdote había dejado claro: “No deben matarla en el Templo del Señor”.
No permitas que tus siervos cometan pecados deliberadamente. No dejes que ellos gobiernen por encima de mí. Entonces seré limpio de cualquier falta, inocente de tal rebelión.
Cuando un profeta habla en el nombre del Señor y lo que dice no sucede o se hace realidad, entonces eso no es un mensaje del Señor. En ese caso el profeta ha hablado con desprecio por el Señor. No se dejen intimidar por él.
Esto también aplica a los que siguen los deseos humanos corruptos, y que con desprecio ignoran la autoridad. Son arrogantes y orgullosos, y no temen difamar a los seres celestiales.