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Referencias Cruzadas
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Éxodo 19:24

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El Señor le dijo: “Baja y trae a Aarón contigo. Pero los sacerdotes y el pueblo no deben tratar de subir donde estáel Señor, o él los castigará”

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20 Referencias Cruzadas  

Pero cuando llegaron a la era de Quidón, los bueyes tropezaron y Uzza extendió la mano para evitar que el Arca se cayera.

Establezcan un límite alrededor de la montaña y adviértanles: ‘Tengan cuidado y no intenten subir a la montaña, ¡ni siquiera la toquen! Porque cualquiera que toque la montaña seguramente morirá. No toquen a ninguna persona o animal que haya tocado la montaña.

Entonces Moisés bajó y le explicó al pueblo lo que el Señor había dicho.

El Señor le dijo a Moisés: “Subana la presencia del Señor, tú y Aarón, Nadab y Abiú, y setenta de los ancianos de Israel. Deben adorar a distancia.

Entonces Moisés y Aarón, Nadab y Abiú, y setenta de los ancianos de Israel subieron al monte,

Moisés explicó a Aarón: “Esto es lo que el Señor estaba hablando cuando dijo: ‘Mostraré mi santidad a los que se acerquen a mí; revelaré mi gloria para que todos la vean’”. Pero Aarón no respondió.

Desde los tiempos de Juan el Bautista hasta ahora el reino de los cielos sigue estando bajo ataque y personas violentas están tratando de apoderarse de él a la fuerza.

“Esfuérzate por entrar por la puerta estrecha, porque te aseguro que muchos tratarán de entrar, y no lo lograrán.

Lo que fue escrito en la ley y los profetas permaneció hasta Juan. De ahí en adelante se está esparciendo la buena noticia del reino, y todos están ansiosos por entrar.

La ley fue dada por medio de Moisés; pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.

Porque la ley resulta en castigo, pero si no hay ley, entonces no puede ser quebrantada.

¿Qué sentido tiene la ley, entonces? Fue dada para mostrar lo que realmente es el mal, hasta que el Hijo vino a los que se les había hecho la promesa. La ley fue introducida por ángeles, por mano de un mediador.

Pero la Escritura nos dice que todos somos prisioneros del pecado. El único modo en que podemos recibir las promesas de Dios es por la fe en Jesucristo.

Porque “nuestro Dios es fuego consumidor”.

Así que deberíamos acercarnos confiados a Dios, en su trono de gracia, para recibir misericordia, y descubrir la gracia que nos ayuda cuando realmente la necesitamos.




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