Secanías, hijo de Jehiel, un elamita, dijo a Esdras: “Sí, hemos sido infieles a nuestro Dios porque nos hemos casado con mujeres extranjeras de los pueblos de la tierra. Pero aun así, todavía hay esperanza para Israel en cuanto a esto.
Entonces Esdras se puso de pie e hizo que los principales sacerdotes, los levitas y todos los israelitas presentes prestaran juramento de actuar conforme a lo que se acababa de decir. Todos hicieron el juramento.
Así que, por favor, escúchame. Voy a darte un consejo, y Dios estará contigo. Sí, debes continuar siendo el representante del pueblo ante Dios, y llevarle sus casos a él.
Si sigues mi consejo, y si es lo que Dios te dice que hagas, entonces podrás sobrevivir, y toda esta gente podrá volver a casa satisfecha de que sus casos han sido escuchados”.