Estas seis ciudades serán lugares de santuario para los israelitas y para los extranjeros o colonos entre ellos, de modo que cualquiera que mate a una persona por error pueda correr allí.
Cualquier extranjero que viva entre ustedes y que quiera observar la Pascua del Señor puede hacerlo siguiendo las normas y preceptos de la Pascua. Las mismas reglas se aplican a los extranjeros como a ustedes’”.
En esta nueva situación no hay griego ni judío, no hay circuncisos o incircuncisos, extranjeros, bárbaros, esclavos o libres, pues Cristo es todo, y él vive en todos nosotros.