Asa se enfadó con el vidente. Estaba tan enojado con él por esto que lo puso en prisión. Al mismo tiempo, Asa comenzó a maltratar a algunos del pueblo.
Pero mientras él seguía hablando, el rey le dijo: “¿Te hemos hecho consejero del rey? ¡Detente ahora mismo! ¿Quieres que te derriben?” Entonces el profeta se detuvo, pero dijo: “Sé que Dios ha decidido destruirte, porque has actuado así y te has negado a escuchar mis consejos”.