Porque Amán, hijo de Hamedata, el agagueo, enemigo de todos los judíos, había tramado destruir a los judíos, y había echado “pur” (es decir, una “suerte”) para aplastarlos y destruirlos.
Así que llegará el momento, declara el Señor Todopoderoso, en que el clavo se saldrá de la pared, aunque haya sido clavado con seguridad. Se romperá y caerá, y todo lo que cuelgue de él caerá también. El Señor ha hablado’”.