y los pesé y los entregué las donaciones de plata y oro, y los artículos que el rey, sus consejeros, sus dirigentes y todo el pueblo de Israel habían dado allí para el Templo de nuestro Dios.
Dieron según lo que tenían, poniendo su donativo en el tesoro. El total ascendió a 61.000 dáricos de oro, 5.000 minas de plata y 100 túnicas para los sacerdotes.
Al cuarto día, la plata y el oro y los objetos del Templo fueron pesados en el Templo de nuestro Dios y entregados a Meremot, hijo del sacerdote Urías, acompañado por Eleazar, hijo de Finees. También estaban presentes los levitas Jozabad, hijo de Jesúa, y Noadías, hijo de Binui.
Cada plato de plata pesaba ciento treinta siclos, y cada cuenco pesaba setenta siclos. El peso total de la plata era de dos mil cuatrocientos siclos, (usando la tasación del siclo según el santuario).
Por último, piensen en todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo recto, todo lo puro, todo lo que es bello, todo lo que es elogiable, todo lo que en verdad es digno de alabanza.