Luego, tú y los que están contigo pueden decidir usar el resto de la plata y el oro de la manera que mejor les parezca, de acuerdo con la voluntad de tu Dios.
Serán llevados a Babilonia y se quedarán allí hasta el momento en que vuelva a verlos, declara el Señor. Sólo entonces los traeré de vuelta para que vuelvan a estar en Jerusalén.
Cuando llegue ese momento, Jerusalén será llamada el Trono del Señor, y todas las naciones se reunirán en Jerusalén para honrar al Señor. Ya no serán tercos ni malvados.