Entonces el pueblo de Israel, los sacerdotes, los levitas y el resto de los que habían regresado del exilio, celebraron con alegría la dedicación del Templo de Dios.
Salomón presentó como ofrendas de paz al Señor 22.000 bueyes y 120.000 ovejas. De este modo, el rey y todo el pueblo de Israel dedicaron el Templo del Señor.
Así que todo Israel trajo de vuelta el Arca del Pacto del Señor con mucha gritería, acompañada de cuernos, trompetas y címbalos, y música tocada con arpas y liras.
Entonces el rey Ezequías y sus funcionarios ordenaron a los levitas que cantaran alabanzas al Señor con las palabras de David y del vidente Asaf. Así que cantaron alabanzas con alegría, e inclinaron la cabeza y adoraron.
Había una tremenda alegría en Jerusalén, pues desde los tiempos de Salomón, hijo de David, rey de Israel, no había ocurrido nada parecido en la ciudad.
Entonces celebraron la Fiesta de los Panes sin Levadura durante siete días. Todos los habitantes del país estaban muy contentos porque el Señor había hecho que el rey de Asiria les fuera favorable, ayudándoles a reconstruir el Templo de Dios, el Dios de Israel.
Para dedicar el muro de Jerusalén, se llamó a los levitas de todos los lugares donde vivían para que vinieran a Jerusalén y celebraran con alegría la dedicación con cantos de alabanza y agradecimiento, acompañados de címbalos, arpas y liras.
Ese día se ofrecieron muchos sacrificios, celebrando que Dios les había traído tanta felicidad, una felicidad tremenda. Las mujeres y los niños también celebraron, y los sonidos de alegría en Jerusalén se podían escuchar a lo lejos.
Los sacerdotes, los levitas, los porteros, los cantores y los servidores del Templo, así como parte del pueblo y el resto de los israelitas, volvieron a vivir en sus pueblos específicos. En el séptimo mes los israelitas vivían en sus pueblos,
Nehemías continuó diciendo: “Vayan y disfruten de buena comida y bebidas dulces, y compartan con los que no tienen nada preparado, porque hoy es un día especial y santo para nuestro Señor. No estén tristes, porque su fuerza viene del Señor, que los hace felices”.
Allí es donde, en presencia del Señor tu Dios, ustedes y sus familias comerán y celebrarán todo aquello por lo que han trabajado, porque el Señor su Dios los ha bendecido.