por encima de cualquier otro gobernante, autoridad, poder o señor, o de cualquier líder, sin importar los títulos, y no solo en este mundo sino también en el mundo por venir.
Entonces el derecho a gobernar, el poder y la grandeza de todos los reinos bajo el cielo serán entregados a los consagrados al Altísimo. Su reino durará para siempre, y todos los que gobiernan le servirán y obedecerán”.
Aquellos que digan algo en contra del Hijo del hombre serán perdonados, pero aquellos que digan algo contra el Espíritu Santo no serán perdonados, ni en esta vida ni en la siguiente.
No estamos peleando contra fuerzas humanas, sino contra poderes y gobernantes sobrenaturales, contra los señores de las tinieblas de este mundo, contra las fuerzas espirituales de maldad que están en los cielos.
Él destruyó el poder de los gobernantes y autoridades espirituales, y habiendo revelado públicamente cómo eran, los llevó cautivos tras él en victoria.