Pero cuando pensaba en lo mucho que había trabajado para conseguirlo, en todo lo que había hecho, era tan efímero, tan significativo como alguien que intenta atrapar el viento. Realmente no hay ningún beneficio duradero aquí en la tierra.
Sin embargo, aunque quedamos embarazadas y nos revolcamos de dolor, no dimos a luz más que aire. No logramos la salvación de la tierra, y los pueblos del mundo no han cobrado vida.
Sus sacerdotes no preguntaron: “¿Dónde está el Señor?” Sus maestros de la ley ya no creyeron en mí, y sus dirigentes se rebelaron contra mí. Sus profetas profetizaron invocando a Baal y siguieron a ídolos inútiles.
Los que siembran viento, cosecharán tempestad. Los tallos no tienen granos, y no producirán harina. Incluso si produjera grano, los extranjeros lo devorarían.
No se preocupen por la comida que perece, sino concéntrense en la comida que permanece, la de la vida eterna, la cual les dará el Hijo del hombre, porque Dios el Padre ha colocado su sello de aprobación en él”.