Los que trabajan duro duermen bien, tengan poco o mucho que comer, pero los ricos poseen tanto que no descansan.
Es inútil levantarse temprano por la mañana e ir a trabajar, y quedarse hasta altas horas de la noche, preocupado por ganar lo suficiente para comer, cuando el Señor es el que da el descanso a los que ama.
Me acostaré en paz y así mismo dormiré, porque tú, Señor, me guardas.
Cuando descanses, no tendrás temor, y cuando te acuestes tu sueño será placentero.
Al oír esto me desperté y miré a mi alrededor. Había tenido un sueño muy placentero.