La gente perezosa deja que sus techos se derrumben; la gente ociosa no repara sus casas con goteras.
El trabajo duro aporta liderazgo, pero la pereza trae esclavitud.
La mujer sabia construye su casa; pero la mujer necia, la derriba con sus propias manos.
Los holgazanes no salen a sembrar cuando deberían. Por eso, cuando llega la cosecha, no tienen nada que recoger.
Los holgazanes morirán de hombre por negarse a trabajar.
Porque los que se emborrachan y comen de más, pierden todo lo que tienen; y pasan el tiempo adormilados, por lo cual solo les quedan trapos para vestir.
Queremos que cada uno de ustedes demuestre el mismo compromiso y confianza en la esperanza de Dios, hasta que sea cumplida.