Si su dueño no vive cerca de ti, o si no sabes quién es, llévate el animal a casa y guárdalo hasta que el dueño venga a buscarlo, entonces puedes devolverlo.
No engañen ni se aprovechen de otros cristianos en estos asuntos, porque el Señor es el que ejerce juicio en todas estas cosas, como ya se los hemos explicado claramente, y como ya les advertimos.